DULCE MARÍA SAURI RIANCHO* (SemMéxico, Mérida, Yucatán). El domingo pasado alimenta la esperanza. Las y los diputados del PAN, MC, PRD y muy señaladamente, PRI, estuvieron a la altura del mandato popular recibido en las urnas en 2021.
Las amenazas y rumores desatados sobre la posible actitud negociadora del PRI en el tema eléctrico fueron despejados con hechos: los 70 integrantes del grupo parlamentario estuvieron, debatieron, resistieron insultos y descalificaciones y votaron en contra de una reforma que usurpaba el futuro a las nuevas generaciones de mexicanos.
MC hizo un paréntesis en su estrategia de “tercera vía” que lo alejaba del bloque opositor y respondió en una estrategia conjunta de las oposiciones a la contra-reforma eléctrica. PAN y PRD mantuvieron sus planteamientos y respondieron a calumnias y descalificaciones.
Lejos quedaron los números que le hubieran permitido a Morena y sus aliados del PT y Verde alcanzar la mayoría calificada para cambiar la Constitución.
No creo que haya sido una sorpresa: lo sabían, pero hasta el último momento intentaron dividir y capturar votos, en particular del PRI, pues tenían que responderle al presidente López Obrador.
El ambiente legislativo, de suyo complicado, vivió horas de crispación y enfrentamientos entre pares. Por parte de Morena y sus aliados hubo pocos argumentos, que fueron sustituidos por sinnúmero de insultos. Por las oposiciones hubo intervenciones que buscaron explicar y convencer de las consecuencias negativas de ceder a la presión presidencial. Desde luego que habrá consecuencias del fracaso de unos y del triunfo de otros.
Ya se prepara una estrategia mediática que intentará convencer a la ciudadanía que el encarecimiento del servicio eléctrico es consecuencia de no haberse aprobado la reforma, culpando a las oposiciones por el incremento de los precios.
De esta forma buscarán borrar los graves errores de planeación que han llevado a detener la construcción de nuevas plantas de electricidad, pues las inauguradas en este sexenio son, hasta ahora, proyectos iniciados el sexenio pasado.
Mucho habría qué hacer en el sector eléctrico para incentivar la generación, privilegiando las energías limpias. Pero quizá sea necesario esperar hasta el próximo sexenio para que se retomen las acciones que permitan aumentar la capacidad nacional de generación y evitar los apagones.
La esperanza proviene del éxito de la estrategia unificada de las oposiciones al gobierno de López Obrador. Es cierto que sólo fue un episodio, aunque muy significativo, que demuestra la capacidad de tejer acuerdos en torno a temas y situaciones específicas.
Viene 2023 y las candidaturas a los gobiernos de Coahuila y Estado de México. “Plantarle cara” a Morena requiere candidaturas unificadas de las oposiciones en su conjunto, incluyendo a MC. Viene después 2024 que llegaría en mejores condiciones si su arribo se diera con triunfos electorales en los dos estados en disputa.
La Cámara de Diputados tiene sus propios retos después de la jornada del domingo de Resurrección. Existen tareas legislativas pendientes que sólo se pueden abordar si se serenan los ánimos y se guardan los excesos verbales como los presenciados en la tribuna dominical.
Antes de que concluya el periodo de sesiones, las y los diputados habrán de elegir a quienes integrarán la Comisión Permanente, que exige mayoría de dos terceras partes de la votación para ser aprobados por el pleno. Si no se atemperan las pasiones y se propicia el acuerdo, se podría llegar al absurdo de no lograr elegir a sus representantes ante el órgano que funciona en los recesos legislativos.
La revocación
El proceso de revocación de mandato dejó también experiencias que debieran prender alertas en el terreno de las leyes.
La abierta violación a disposiciones constitucionales por parte de funcionarios que realizaron labores de proselitismo a favor de la “ratificación” del mandato de López Obrador; la sistemática descalificación del INE y el ataque desde la tribuna presidencial a sus consejeros; la negativa a acatar resoluciones del Tribunal Electoral en la medida que afectaban las encomiendas recibidas para movilizar a una “cuota” de personas, haciendo uso —y abuso— de su condición de receptores de programas sociales e incluso, en la jornada electoral, la reaparición de las que se creían extintas casillas “zapato” (votó el 100% del padrón elector, todos en el mismo sentido de ratificar al presidente López Obrador) llevan a la urgencia de prevenir situaciones semejantes para la elección de 2024.
¿Y si la estrategia de Morena y sus aliados se finca en “descarrilar” el proceso, acumulando irregularidades como lo acaban de hacer, de tal manera que se pueda terminar anulando la elección?
El domingo pasado también se dejó sentir la fuerza de una parte de la ciudadanía a través de las redes sociales. Se difundieron con amplitud análisis críticos sobre la reforma que sería votada en la Cámara de Diputados; previamente, una organización se dio a la tarea de conminar a cada uno de los legisladores a que, sin ambigüedades, se comprometieran a votar en contra: lo hicieron los 223. Las transmisiones en vivo a través de Facebook, Instagram y otros, menudearon.
En diversos chats hubo de todo: llamados al rechazo activo, solicitud de oraciones para “dar inspiración y fortaleza” a quienes habrían de votar, etc. Fueron las clases medias movilizadas, preocupadas y agraviadas frente al posible retroceso.
Un suspiro de alivio que dura un instante. La lucha sigue. No hay que olvidarlo
*Licenciada en Sociología con doctorado en Historia. Exgobernadora de Yucatán