SINGLADURA/ Adán, ¿qué pasó Adán?

ROBERTO CIENFUEGOS J. La pública descalificación hecha la víspera por el presidente Andrés Manuel López Obrador del “hermano” Adán Augusto López Hernández, a propósito del militar candidato presidencial para 2024, podría marcar el primer y mayor indicio de que el hoy titular de Gobernación cayó en desgracia.

Del “caballo negro” que numerosos politólogos han catalogado a López Hernández, éste estaría entrando en la pira que tiene siempre dispuesta el presidente López Obrador para aquellos que lo contradicen o que dejan simplemente de representarle alguna utilidad en su mesa de ajedrez político. Como antecedentes están los casos de Arturo Herrera, el ex titular de Hacienda que tenía prometida la titularidad del Banco de México y que hoy funge como director global del Banco Mundial en Washington. Recuérdese que en el caso de Herrera, éste fue desmentido públicamente sobre el tema de las tenencias y luego sobre la eventual cancelación de Dos Bocas. Ni lo uno ni lo otro progresaron porque AMLO nomás dijo que no. Otro precedente de este tipo de respuesta presidencial fue en los casos de Irma Eréndira Sandoval, y su esposo John Ackerman, que de consentidos presidenciales, pasaron a experimentar el ostracismo por sus incursiones en contra de los designios presidenciales en Guerrero cuando Félix Salgado Macedonio aun bregaba por el gobierno de ese estado, que finalmente recayó en su hija, hoy titular del ejecutivo guerrerense. En este caso, ni la amistad de antaño con el padre de la ex titular de la Función Pública valió para impedir la caída del binomio Sandoval-Ackerman, en ese orden. Hay otros episodios similares que repiten el patrón de conducta presidencial. Y no hay engaño al respecto. López Obrador ha dejado en claro que la Cuarta Transformación no admite medias tintas. O se está en contra del movimiento o absolutamente a favor. Lealtad a ciegas, ha demandado, al menos de sus colaboradores inmediatos y más cercanos. Y así ha sido. Nada de titubeos o dobles caras.

Así que el “hermano” López Hernández podría estar corriendo la misma ruta.

Esto luego de que el titular de Gobernación, en una gira por los estados de país para que los legislativos locales se apuren a aprobar la prolongación del mandato a los militares en tareas de seguridad pública, dijo en Hidalgo que no se descarta la candidatura presidencial de un militar, el presidente López Obrador le corrigió la plana. Nada de eso, dijo el mandatario. “Nuestro Ejército no tiene aspiraciones de poder”, sentenció en su conferencia matutina de ayer martes. Además, resaltó, ellos (los militares) están dedicados a sus tareas y son obedientes a un gobierno legal y legítimamente constituido. Tampoco es un Ejército golpista ni pertenece a la oligarquía y no se deja dominar por los grupos de interés del poder económico y político, como otros ejércitos en el mundo. Eso aclaró López Obrador, con lo que propinó un duro revés a su “hermano”, quien lanzó la hipótesis de que un militar podría ser candidato a la presidencia de México si se sometía a las urnas en 2024.

Pero pues no, resulta que López Obrador dijo que no, y echo al cesto de la basura la declaración de Adán Augusto. ¿Seguirá éste como si nada hubiera dicho su jefe, el presidente de México? ¿Le seguirá siendo útil al mandatario? ¿O hará como que no escuchó ni leyó la mañanera? Al tiempo se sabrá si es cierto que los hermanos siempre se perdonan.

@RoCienfuegos1

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