EDUARDO MERAZ
Como si se tratara de cervezas, hoy los mexicanos nos encontramos ante el dilema de elegir clara u obscura, ya sea la verdad o la mentira, pues de acuerdo con quien hable y lo expresado nos quedaremos con la duda si lo dicho es cierto o todo lo contrario.
De esta forma, vemos las intensas campañas por estar presentes y hacer valer mis puntos de vista sobre los demás. Para ello, los moditos más socorridos en tiempos del cuatroteísmo son: descalificar a los otros, a ese mundo alterno o alternativo y negar todo lo inconveniente a mis intereses.
Caer en este sofisma es tan fácil y frecuente, en especial para los gobernantes, convertidos en “monotónicos ideológicos”, por lo cual buscan por todos los medios a su alcance negar la existencia de la realidad y de quienes viven en ella.
Borrar, cancelar, desconocer el mundo fuera de mi pequeño e insignificante predio de poder se ha vuelto el mecanismo de defensa preferido de autoridades y funcionarios públicos, como una especie de invocación a la inexistencia de lo externo a mi propia cosmogonía.
Si lo y los demás no existen, los problemas desaparecen o, mínimo, se vuelven incorpóreos por arte de magia.
Esa es la actitud prevaleciente en este mes de marzo de 2025, cuando en Palacio Nacional y en casi todas las oficinas públicas, la negación de las dificultades se ha vuelto liturgia perenne, y si los escollos son profundos, solicitamos tiempo de gracia para poder acomodar los hechos a la visión oficial.
Tal vez tratando de anticiparse a una casi segura condena, como la ocurrida hace poco más de 10 años, el caso Ayotzinapa y que marcó el sexenio de Enrique Peña Nieto, la presidenta Claudia Sheinbaum y sus voceros oficiales y oficiosos se han apresurado a descalificar el descubrimiento de buscadores de personas en el rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco.
Los esfuerzos cuatroteístas por minimizar o desaparecer críticas los llevan, por sí solos, a compararse con administraciones anteriores y, en su afán de desmitificar la “verdad histórica”, a la cual se considera oscura, parecen anticipar que se seguirá un procedimiento semejante, pero en sentido contrario; es decir, “una mentira ahistórica” y clara.
Sin conocerse detalles y datos precisos de lo ocurrido en el ahora famoso rancho, la versión popular ha calificado de ser un sitio donde cremaban cuerpos, centro de entrenamiento de sicarios y lugar de tortura y muerte.
De a poco, los medios de comunicación han ido recuperando datos, testimonios, imágenes y, por darlos a conocer a la opinión pública, son clasificados como “carroñeros, hipócritas”, sin rubor alguno, pues hicieron y llevan a cabo las mismas acciones desde 2014 hasta la fecha.
En ese maremágnum de opiniones y versiones, sobresale la coincidencia en la óptica tanto del principal acusado, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), y el presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, el inefable Gerardo Fernández Noroña.
Es innegable el interés de exculpar a dicha agrupación delictiva, caracterizada por su profundo respeto a la vida, como ha quedado demostrado desde su surgimiento. Tanto Fernández Noroña como el CJNG quieren convencernos del “humanismo mexicano” que habita en ellos.
Fiel intérprete de esta cosmogonía, el autónomo fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, nos dará el primer anticipo de las indagatorias prácticas en Teuchitlán. Como es lógico suponer, lo hará a su manera.
Por ello, podemos concluir que claras u obscuras, las verdades y las mentiras cada quien deberá tomarlas con moderación, como las cervezas y, evitar quedar mareados y con el riesgo de una resaca de proporciones antológicas.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
La presidenta Claudia Sheinbaum acordó con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) retirar hoy mismo su iniciativa de reforma a la nueva Ley del ISSSTE.
Con mensaje para la familia Batres.