EDUARDO MERAZ. Cómo se esperaba, el presidente sin gracia, sin nombre y sin lucidez no decepcionó ni a tirios ni a troyanos; habló del México inexistente, pero que sus feligreses festinan como el gran logro del presente siglo y que le permitirá entrar a los anales de la historia patria.
De acuerdo con el Coneval, tan solo este año, como consecuencia de la guerra entre Ucrania y Rusia, la economía nacional tendrá un menor crecimiento y la inflación se mantendrá rondando el 9 por ciento, casi al triple de la meta gubernamental, de 3 por ciento, con lo cual se incorporarán a la pobreza otro millón y medio de mexicanos.
Pero desde la óptica del inquilino temporal de Palacio Nacional, su acciones cuasi milagrosas, en materia económica, permitieron que “sin crecimiento, pero con una mejor distribución del ingreso hemos logrado aminorar la desigualdad y la pobreza”.
Según el mandatario sin nombre gracias a su política de cero corrupción posibilitaron al cuatroteísmo gobernante contar con alrededor de 2.4 billones de pesos adicionales. Si a ello le sumamos, al menos otros tres billones de pesos por concepto de remesas, quiere decir que ya su administración contaría con recursos propios y ajenos al equivalente al presupuesto de egresos cuando tomó posesión.
Entonces, cómo explicar el aumento de la pobreza y la pobreza extrema, si según los otros datos oficiales, las remesas benefician a 10 millones de familias y los programas sociales a 25 millones más, con lo cual prácticamente la totalidad de la población sería beneficiaria del “milagro cuatroteísta”.
Porque bien a bien, gracias a la austeridad república y la pobreza franciscana aplicadas por el presidente sin lucidez, puede ufanarse del “éxito” de su política económica, que se tradujo en cientos de miles de mexicanos expulsados del país en los últimos cuatro años, generando riqueza al negárseles cualquier posibilidad de hacerlo.
Haber generado 650 mil empleos adicionales a los existentes antes de la pandemia, en realidad no es un logro, sino un fracaso, pues dichas fuentes de trabajo ni siquiera son las necesarias que deben crearse en un año. Es decir, en el cuatrienio debieron haberse abierto más de 3 millones de fuentes de trabajo.
Ciertamente, el incremento a los salarios mínimos en estos tiempos del cuatroteísmo iluminado son los más elevados de los últimos años. Sin embargo, la pobreza laboral sigue aumentando, porque los sueldos del trabajo formal han disminuido de manera importante.
Y para decirlo claramente, los aumentos a los mínimos no son una concesión graciosa del presidente sin gracia, sino un compromiso asumido al suscribir la renovación del tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá, donde México otorgó a sus socios facultades de supervisión en el ámbito laboral y que deberán cumplirse a cabalidad el próximo año.
El cuarto informe presidencial oficial, rendido frente a su claque y frente a los que se ven obligados a estar presentes en el lugar de sus grandes éxitos, para no encarar a los opositores, está para el olvido.
En materia económica, habla de un México inexistente en la realidad, pero que él ve de bonanza, puebla sus tropicales sueños –recostado ya sea en el catre o la hamaca que tiene por recámara el primer mandatario totalmente Palacio Nacional-, hasta que se dé cuenta que el suyo ha sido un sexenio perdido.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Mientras el presidente sin gracia asegura que vamos bien y ya se salió de la crisis, la confianza de los hombres de negocio sigue cuesta abajo por tercer mes consecutivo y la caída más pronunciada desde febrero de 2021, de acuerdo con la encuesta realizada por el Inegi.
@Edumermo