PALABRAS MÁS/ ¡Enloquecido!

La tradición intelectual es de servilismo

hacia el poder, y si yo no la traicionara

me avergonzaría de mí mismo.

Noam Chomsky

ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ

Vivimos en el país más peligroso para ejercer el periodismo, solo por debajo de los países que se encuentran en un conflicto de guerra. Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador se registraron 47 comunicadores asesinados y en lo que va de la administración de Claudia Sheinbaum son tres los caídos.

Se debe seguir insistiendo en el tema, aunque no les guste en Palacio Nacional y menos a las criaturas hechas por Jesús Ramírez Cuevas, que por cierto sigue operando en las sombras, los que hoy gobiernan no han cumplido con el mandato de dar seguridad a todos y en ello van los periodistas.

Fue el presidente López quien inició con las campañas de desprestigio, el que estigmatizó utilizando a los medios públicos, con recursos del Estado para llevar a cabo sus venganzas, esas que han replicado sus incondicionales. Así como el tabasqueño tiraban la piedra y escondían la mano para luego decirse víctimas, lanzar veneno y escudarse en el supuesto derecho de réplica. Eso sí, ni una línea de desmentido de las investigaciones periodísticas que mostraron la estatura de la moral que pregonan.

Desde el poder operaron y operan campañas en medios para presionar. Como decía Liz Vilchis, encargada de “quién es quién en las mentiras”, hay nado sincronizado para atacar con mensajes similares que difunden sus propagandistas, ahí están para el análisis los ataques contra quien decida el estratega.

Una muestra de lo anterior fue la respuesta al encontronazo que tuvieron Ciro Gómez Leyva y el propagandista Epigmenio Ibarra. En redes se desgañitaron porque el periodista respondió duro al productor de narcoseries, los mensajes fueron de brutal odio contra quien salvó la vida en un atentado perpetrado hace dos años y no recibió ni una condena por parte del poder, más ataques que rayaron hasta en lo físico cuando Ciro llegó a la Cámara de Diputados para la toma de protesta de Claudia Sheinbaum, quien durante lo que va de su sexenio suma un periodista muerto.

Hasta el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña dio muestra de su nivel y llamó “cerdo” al periodista, pero así es el personaje, radical e inestable, tanto que por eso nunca lo quiso cerca Andrés Manuel López Obrador y no llegó al gabinete de Claudia Sheinbaum Pardo, no es confiable.

Entre la herencia que le dejó López a la científica son varios frentes abiertos que, por sentido común tendría que cerrar simplemente por ser una nueva administración, entre ellos llamar a la unidad y a la reconciliación, no ha sucedido. Por el contrario, la presidente tomó partido por su propagandista y le recomendó tomar a Gómez Leyva té de tila para que se serene. López se comportó como bravucón, pero y… ¿usted también?… pero mejor ahí la dejamos.

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Hasta la próxima

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