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Médicos fifís. El pueblo paga y puede exigir

TERESA GIL. Ante la carencia de médicos y otras profesiones fundamentales, se debe exigir a los que cursaron en universidades públicas. Deben regresar lo que el pueblo pagó por sus estudios. Las carreras de medicina de esas universidades, son gratuitas. El pueblo las paga. Tiene, entonces, el derecho de exigir. No únicamente en medicina, en todas las materias que se cursen en esos recintos se deben fijar obligaciones de restitución, no solo a partir de un servicio social que a veces es muy ralo. Las universidades han aplicado variantes a este último concepto y se llega a las situaciones más absurdas e inverosímiles. Para pagar un  débito de tesis, antes del examen profesional, el aún estudiante debe ponerse a disposición para pagar las mínimas 480 horas exigibles. Egresado de una carrera a veces de más de cuatro años en la que el estudiante fue un mantenido total, a veces se realizan funciones que no le sirven a la comunidad. Hay estudiantes que se ponen a disposición de personajes para ayudarlos en investigaciones personales y liberar ese servicio. Y las que más aprovechan esa etapa son las empresas. Hay infinidad de anuncios digitales ofreciendo trabajos a pasantes para liberar sus tesis. Las universidades deberían exigir estrictamente que todo servicio social como su nombre lo indica, sea a favor de la sociedad, de comunidades, de las zonas más necesitadas del país que precisan de servicios.

EN TIEMPOS DE CRISIS, DEBE ACTUARSE COMO EN SUSPENSIÓN DE GARANTÍAS

Si muchas comunidades del país carecen del servicio profesional de médicos, hay una  crisis de salud. Eso se viene arrastrando desde hace décadas, para llegar a la carencia actual de 154 mil 786 médicos especialistas y 33 mil 832 médicos generales. Es una cifra apabullante que los detractores de este gobierno no pueden cargarle ¿Que hacían  los gobiernos anteriores, ante esta carencia? En los momentos duros de la pandemia, muchos médicos y enfermeras estuvieron a la altura. Tenían la obligación del servicio, aunque nunca se sancionó a los que no quisieron participar. El sacrificio en muchos casos fue total, porque muchos murieron. Es una deuda que el pueblo tiene pendiente con los que quedaron y los familiares de los desaparecidos. No así la gran mayoría de los médicos privados que siguieron con una actividad mas reciclada por la necesidad, que encareció, además, en forma abusiva, la atención. Los grandes ganones de esas etapas fueron las clínicas y  los médicos privados. Pero da la casualidad de que muchos de ellos son egresados de universidades públicas. En las situaciones de crisis,  los gobiernos pueden echar mano de los recursos de que se disponen para paliar la situación. Si hay carencia absoluta de médicos pediatras en zonas alejadas, como es el caso de zonas de Veracruz, Guerrero y otras del país, señaladas por el titular de la Secretaría de Salud,  el estado puede tomar decisiones de urgencia. Están la vida y la salud de por medio. Hay situaciones en las que se debe echar mano, a partir de condiciones  que deben legalizarse como la obligación de médicos en ejercicio, en temporadas fijas de servicio activo obligatorio, que no obstante debe ser pagado.

LAS UNIVERSIDADES PÚBLICAS DEBEN IMPULSAR LA ATENCIÓN SOCIAL

La existencia de universidades públicas en el país, es una de las decisiones  de más alto  nivel que se han tomado. Originalmente se dijo que era para  que jóvenes que no podrían pagar sus estudios tuvieran acceso gratuito.  Pero la decisión rebasaba esa intención. Crear universidades cuyo saber fuera público y gratuito y en las que todo mundo pudiera acercarse, es una opción universal  que lleva implícito incluso el nombre de la propia universidad.  Uno de sus promotores, que no su creador porque los antecedentes de la universidad son largos,, José Vasconcelos, planteó eso cuando tomó posesión  como rector de la UNAM. Las universidades deben retomar esa idea de su función social y  en el caso de sus egresados plantear la permanencia de ellos en los problemas del país. A lo mejor, muchos niños podrían tener pediatras en sus entornos.

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