LA COSTUMBRE DEL PODER/ Layda, la señera “buchona” de la 4T

*Gustosa se entrega a la participación de pleitos ajenos, a ser la mano del gato que saca las castañas del fuego, y la voz ejecutora de venganzas ajenas desde el gruñido de Los martes del jaguar. Lo que olvida la gobernadora Sansores es que quienes así se prestan a los requerimientos humillantes del poder, son fácilmente desechables

GREGORIO ORTEGA MOLINA. Todos coinciden en que el origen del término está en Sinaloa, fue conceptuado por los narcos y refiere más a lo físico que a la actitud. No coincido, las compañeras de los barones de la droga y sus genízaros son echadas para adelante, son inteligentes y creativas.

Lo mismo pienso de las “socias”, cómplices y compañeras de ruta de los políticos mexicanos. Limitar a lo físico su presencia equivale a acotar injustamente su participación en los hechos del poder, desde que son puestos en el imaginario de quienes dicen tomar las decisiones, cuando en realidad son otras y llevan faldas en lugar de pantalones, tiene cerebro en lugar de “muchos güevos”.

La gobernadora Sansores tuvo excelente mentor de vida y de política, su padre. Sabe acomodarse y acomodar, tiene perfecto conocimiento de las maneras de mandar y facilitar que sean otros los que presuman de aciertos. Ya sabemos que de los fracasos nadie es progenitor.

Layda Sansores o “Lady Buchona” -como muchos la llaman a sus espaldas- es la cómplice perfecta, porque no delata a sus amigos y protectores, ni desconoce los favores recibidos, a menos de que las “nuevas” circunstancias le exijan claudicar de su norma de vida y dar la espalda a quien no merece la benevolencia del presidente de la República.

Traté por encima a Carlos Sansores Pérez cuando llegó a hacerse cargo de la presidencia del PRI, y lo primero que buscó fue el estado financiero del Instituto Político, para saber de cuánto podía disponer para operar. Por ahí ruedan una serie de anécdotas sobre su comportamiento ante el dinero.

Las debilidades de Layda Sansores son otras, más próximas al oficio de mandar y a que nada se le reclame. Gustosa se entrega a la participación de pleitos ajenos, a ser la mano del gato que saca las castañas del fuego, y la voz ejecutora de venganzas ajenas desde el gruñido de Los martes del jaguar. Su archivo de infidencias procede de las oficinas de investigación política y supuesta inteligencia, cuando todo se reduce a espionaje y chisme.

Lo que olvida la gobernadora Sansores es que quienes así se prestan a los requerimientos humillantes del poder, son fácilmente desechables.

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