LA CAJA DE PANDORA/ Supervivencia al desnudo

Elvira Gómezturja

Ciudad de México, 04 de septiembre (entresemana.mx). La sobrevivencia es una cuestión, en nuestro mundo, de cada día: sobrevivir en el trabajo, en el tránsito, ante la inseguridad que se vive en las calles, en el transporte público, evitando los contratiempos de las relaciones laborales y personales, haciendo frente al ataque incesante de la información negativa y fatalista. Sobrevivir cada día es una proeza. Ya lo cita La Biblia: “Cada día trae su propio afán” (Mateo 6: 34).

Pero sobrevivir en un ambiente desconocido, con clima extremo, sin alimento, sin agua, sin fuego, sin un techo que proteja de la intemperie, solo, con una o varias personas extrañas, ¡desnudo! y durante 21 días… ¡es una locura!

Es el reto de probarse a sí mismo, contra todo, observando hasta dónde somos capaces de llegar, qué somos capaces de hacer, para resistir y subsistir.

Todo esto lo he ‘vivido’ en el programa Supervivencia al desnudo de Discovery Chanel. Voluntarios que en un afán de aventura, van a parajes lejanos, inhóspitos, deshabitados. Son trasladados a Filipinas, Madagascar, la Amazonía, Nueva Zelanda, Tailandia, África, para desafiar todo y triunfar.

Transportados por la producción por tierra o agua, llegan y lo primero es ¡fuera ropa! Despojarse del pantalón, la blusa, camisa, el sostén, la pantaleta, tanga, boxers, trusa, para quedar como Dios los trajo al mundo.

En principio extrañan ¡los zapatos! que protegen los pies de cualquier agresión: espinas, ramas secas, hormigas, tarántulas, arácnidos. ¡Qué horror!

Estas intrépidas personas, no están completamente solas. Los acompaña un camarógrafo y su asistente, que no intervienen en ninguna situación, a menos que haya una emergencia médica. A los participantes se les entrega una cámara para que documenten paso a paso su experiencia.

En la mayoría de los capítulos, los protagonistas son una pareja, que al arranque recibe un mapa con escasas indicaciones. Más un utensilio que puede ser un machete, un cazo, un encendedor, una cuerda.

El paso número uno es buscar agua que en las condiciones en las que están debe hervirse para convertirla en potable.

Después hay que construir un refugio con lo que encuentren: troncos, ramas, hojas. El siguiente paso es buscar alimento.

La primera noche es un tormento: enfrentan insectos que picotean el cuerpo cada centímetro, lluvias feroces, frío… Una verdadera calamidad. El optimismo y la energía empiezan a desvanecerse.

Cuando llega el hambre inician los enfrentamientos y los planes para pescar, cazar, recolectar algún fruto. Por supuesto, no es tan simple como ir al supermercado.

La voluntad juega un papel determinante en este desafío, lo mismo que la fortaleza psicológica, un espíritu convencido de que se puede alcanzar y no existe nada que te amedrente en el camino. De otra manera, renunciarán.

Los empecinados y aquellos que tienen experiencia en este tipo de aventuras consiguen llegar al final. Otros se quedan en cualquier etapa con el desazón consiguiente.

Los participantes son personas jóvenes y saludables, ávidos de este tipo de hazañas.

Ignoro si les pagan, o únicamente lo hacen por placer y vanagloria.

Impresiona verlos al final, con menos peso, debiluchos, con huellas profundas de cansancio, pero con la satisfacción gigantesca de superar tremenda prueba y salir vencedor. De que se puede, ¡se puede! Así sobrevivieron y evolucionaron nuestros ancestros.

Actualmente Discovery lanzó la convocatoria para América Latina, las inscripciones están abiertas. Algunos de los requisitos son: datos personales, correo electrónico, altura, peso, profesión, pasatiempos, si tienes tatuajes, cantidad de ejercicio físico que realizas, estado físico y más. Entra a la página y anímate a saber de qué eres capaz.

Verlos desde la comodidad del hogar es incomparable. ¿Tú, entrarías a este reto? ¡Yo definitivamente no! Ni aunque tuviera 20 años.

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