HOMO POLÍTICUS/ La indiferencia cívica propicia gobiernos fallidos corruptos y caos

>> El cómplice del crimen de la corrupción es generalmente nuestra propia indiferencia. Bess Myerson.

JOSÉ CARLOS GONZÁLEZ BLANCO

Gobiernos ineptos, corruptos y demagogos, generan situaciones caóticas en sus pueblos.

La descomposición gubernamental y social en México han alcanzado umbrales de locura, en muchos sentidos.

Corrupto, es lo que se degrada, lo que se realiza de manera contraria a los valores de la moral, de la ética y lo correcto, la corrupción es un modo de ser colectivo e invisible que todos asumimos con tolerancia e indiferencia.

No es privativa del gobierno, es un cáncer social que se convirtió en parte de nuestro modo de ser.

Eso padece México, una corrupción a la que nos hemos acostumbrado pasivamente y malamente toleramos.

Hay grandes segmentos de la sociedad que han adoptado la auto ceguera y la auto sordera como forma de vida política, en lugar de repudiar la corrupción, reclamar y exigir una acción gubernamental ética, honesta y eficiente, simplemente la toleran.

Esa pasividad y tolerancia a la corrupción, es un caldo de cultivo propicio para la descomposición y el surgimiento de políticos demagogos obsesivos por el poder que contaminan todo lo que tocan, ha pasado en todas las épocas y en casi todos los países que se dejan.

La madre de todos los vicios sociales es la indiferencia pasiva a la corrupción que generan una cultura de la mediocridad alcahueta de políticos engaña bobos que se encumbran y no tienen ninguna idea de cómo resolver problemas de estado y sólo se dedican a verse en un espejo tan ególatra como estúpidamente mientras se magnifica el caos gubernamental y social con sus gobiernos huecos.

El caos no se limita sólo a la violencia o masacres, se ha insertado en todos los ámbitos de nuestro modo de vida, convivencia y cultura.

Tanto, que ha generado una especie de marasmo y discapacidad para reaccionar ante la descomposición progresiva; la sociedad está sumida en una parálisis anímica y cívica mientras nuestro mundo se torna más caótico.

Para llamar a su reacción, y conciencia, pongo a su vista algunos datos que lamentablemente son progresivos porque no hacemos nada para revertirlos.

En materia de violencia

  • Varias zonas de Michoacán, Tamaulipas, Guerrero, Sinaloa, Veracruz, Guanajuato, Zacatecas, Estado de México, son tierras cogobernadas con bandas criminales y vemos ese fenómenos con indiferencia.

Gobiernos y cárteles cobran tributos, mandan y orientan los procesos de negocios con sus redes corrompiendo el libre mercado.

La desesperación de comerciantes extorsionados ha generado extinción de empresas, migración, desempleo y la generación de grupos armados de autodefensas que se baten a tiros con sus depredadores ante la incapacidad del gobierno.

  • Van 174,542 homicidios violentos en el sexenio, ¡Son muchas masacres!.

Se trata de vidas perdidas que dejaron huérfanos, viudas, madres destruidas emocionalmente.

  • En mayo del año 2022 iban 31,000 personas desaparecidas en lo que va del sexenio, en esta cifra no están los de los últimos año y medio; también son muchas desgracias.
  • Existen aproximadamente 175,000 personas desempeñándose como empleadas en los más de 150 cárteles criminales identificados en nuestro país, su capacidad de multiplicación y renovación, ha superado todas las capacidades del Estado; imagínese ¿Cómo andarán las cosas? Que las bandas criminales ¡Son el quinto mayor empleador en México!
  • 9 de las 10 ciudades más violentas del mundo, son mexicana, ¿Este dato es de espanto!.
  • Las noticias de balaceras son diarias por todos lados han disputas, son señales inequívocas del estado caótico.
  • Hong Kong, exhibió al gobierno mexicano llevando un cargamento de metanfetamina etiqueto en Segalmex; este dato, lo exhibe ante el mundo como socio de cárteles.
  • Un gabinete de seguridad que se reúne en pleno, a diario, a contemplar ese caos tomando café, es señal inequívoca de su inutilidad y extravío.

En materia de Salud

  • 333,061 muertos de covid en la pandemia, son una masacre por mal manejo gubernamental, de hecho, México fue el quinto país con mayores defunciones de todo el mundo, quedó superado por 97 países en la asertividad del manejo de la pandemia.
  • 161,000 fallecimientos de pacientes con padecimientos crónico degenerativos que quedaron sin atención médica ni medicamentos, por la concentración de la infraestructura clínica y hospitalaria únicamente en covid; estas defunciones, son otra masacre, probablemente deliberada por ensañarse con jubilados que cobraban pensiones que el gobierno, ya dejó de pagar.
  • 50.4 millones de mexicanos sobreviven sin acceso a los sistemas de salud pública, equivalen al 39% de la población; estos marginados son otra tragedia.
  • En este sexenio disminuyó la esperanza de vida de 75 años a 71, esta es una catástrofe nacional y prueba del fracaso en el sistema de salud pública.

En materia de corrupción

  • El gobierno morenista adjudica sin licitar 9 de cada 10 contratos públicos en todos sus niveles de gobierno, este número evidencian una corrupción sin límites ni precedentes en la posrevolución.
  • Nuestro presidente está empeñado en extinguir sus contrapesos, eso evidencia una tiranía.
  • Es patético que ese mismo presidente se hunda en su egolatría, que se atreva a llamar a sus seguidores mascotas o solovinos, que sea frívolo, que se instale en el cinismo de burlarse de los necesitados, de poner a Chicoché en sus mensajes políticos; es muy grave que todo eso pase sin que la sociedad se sienta agraviada.
  • Es vergonzoso que existan diputados de Morena a quienes se prohíba desde el ejecutivo modificarles una sola coma a los proyectos legislativos del tirano; esta complicidad, confirma la corrupción y dictadura que padecemos.
  • México retrocedió 14 puntos en el ranking internacional en la calidad de su sistema de educación para alumnos de primaria y secundaria

La descomposición de nuestra forma de vida, cabalga vertiginosamente a su empeoramiento, la lista de aberraciones, es enorme.

El gobierno, se corrompió, abdicó de buscar soluciones, se convirtió en el problema; su lastimosa mediocridad, su correlativa incapacidad de tomar decisiones y de resolver problemas, lo colapsó.

¡Todos los indicadores universales de gestión gubernamental están en números rojos!.

Como es evidente, ante la inacción del gobierno, los vacíos se llenan y los cárteles avanzan en sus activismos de terror, este escenario, hace predecible el incremento exponencial del caos en el inmediato plazo.

De hecho, ya incorporamos el caos a nuestra normalidad como sin duda se desprende de los números que le compartí en líneas previas.

Pero ¿cómo llegamos a esta catástrofe? Y ¿Qué tiene que ver con cada uno de nosotros?

Existe un común denominador en esta descomposición social y gubernamental que es la indiferencia generalizada.

Como sociedad, hemos adoptado la auto ceguera y auto sordera haciéndolas un modo de vida que encubre esa corrupción y estado catastrófico; como asumiendo que es tema de otros.

Esta indiferencia conformista es colectiva e inserta en una enorme masa incuantificable de sujetos apáticos, ignorantes, apocados que sólo sobreviven y se la pasan viendo sus celulares o babeando.

Son tan mexicanos como nosotros, pero sumidos en la apatía que con su silencio son cómplices anónimos de los malos gobiernos y de las malas prácticas sociales, solo toleran la corrupción y probablemente ni se dan cuenta.

Por si no fuera poco el problema, hay otro factor, que agrava las cosas por ser víctima de un agresivo y penetrante aparato de márketing, consiste en un gran número de fanáticos manipulados que renunciaron a la dignidad y a razonar los temas políticos con información objetiva que apoyan al Peje a pesar de su mendacidad.

En el clímax de la contradicción, ellos también ven al Peje, como un tipo insensato y torpe, pero al que se acostumbraron a querer y prefieren negarse a sí mismos sus inconsistencias, peor, las justifican imponiendo su emotividad sobre su razón, en una especie de resistencia a reconocer que se equivocaron.

Lo único que podrá revertir este estado de cosas es impulsar una conciencia cívica que se imponga como faro orientador en la sociedad y la motive a poner un alto a la mediocridad y corrupción gubernamental.

Toda la sociedad debemos exigir gobiernos eficientes, eficaces y honrados y reaccionar ante la corrupción y negarnos a fomentarla en nuestra forma de ser y actuar.

¡Es un tema de conciencia social!

Esa conciencia, sólo se puede formar exigiendo que todos hagamos lo correcto, sacando a los indiferentes de su deliberada invidencia, convenciendo a los fanáticos filopejistas con información objetiva y motivándolos a recuperar su autoestima como ciudadanos, su dignidad y sensatez política.

En el éxito de esta tarea, nos va el futuro, no es un tema que debamos postergar para otro día o el de las elecciones.

Es un problema de cultura, de idiosincrasia, de actitud frente a los problemas que enfrentamos como país cuya atención ya es impostergable.

Cumplamos nuestro deber de motivar, de llamar a la reflexión a sacar de su cerrazón a los fanáticos filopejes.

La solución a nuestros problemas de corrupción, de apatía y de encubrimiento al demagogo, es simplemente, hacer lo correcto; hagámoslo activamente repudiándola abiertamente.

Es cierto que ya es tarde, pero mejor ahora que nunca, no lo empeoremos desahuciando a México, a nuestros hijos y a nosotros mismos.

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