HALLAZGOS/ Ventana

El camino hacia la cima es, como la marcha hacia uno mismo, una ruta en solitario. Alessandro Gogia

ROCÍO FIALLEGA (SemMéxico, Ciudad de México). Observo a esa mujer de labios dulces y corazón acorazado, es atractiva, pero hay algo que le incomoda, porque está allí sin estar por completo, como si en un teclado estuviera escribiendo una narrativa de sí misma como si estuviera sola y rota, con tanta fractura como si entre los intersticios no cupiera el amor.

Todas esas palabras en su teclado imaginario son las que hacen que su corazón sea doliente. Permanece sentada con un dejo de añoranza por lo no vivido o quizá esa nube de conflictos que confabula en su mente para mantenerse ocupada sin darse cuenta de que su realidad es cruel y también bella, que todo lo que le ocurre es lo que sí está viviendo y que todo lo que sabe no sirve de nada si no lo comunica, si no lo comparte a los otros.

Es la misma mujer que no se detiene a pensar que está condenada a enseñar a los demás por los dones que tiene; sin embargo, desde la soberbia de sus pasos se ensimisma y no se da a los demás, no pude compartir lo que sabe y lo que siente porque cree que los demás no lo merecen o que quizá no han sufrido lo suficiente.

En realidad, todo es miedo y simulación. También se malhumora cuando las cosas no se siguen bajo el guion que ella misma ha programado y configurado. Es tan buena ella para organizarle la vida a los demás que podría poner un negocio de esa naturaleza, mismo que sería muy redituable; si tan sólo ella misma fuera así con sus propias cosas…

O quizá solamente tendría que dejar de poner bajo la cama sus emociones, dejar de estar asustada por su presencia en lugar de construir un sistema que encapsule la emoción para luego generar una más higiénica y segura, aprobada por la sociedad, creyendo que así se salvaría dejando de sentir el momento y vivir en tercera persona.

Esa mujer se asoma a la ventana, con su dulzura y belleza y no lo sabe porque quiere verse (describirse) como un ente horrible y culpable, por eso su dureza y su intolerancia. Ella ahí está en la ventana y se estrella con todas las horas perdidas creyendo que lo que pensaba era lo que sentía. Todavía no se atreve a mirar en el reflejo la preciosa oportunidad de olvidar las horas perdidas y empezar a SENTIR DE VERDAD abriendo la puerta del camino interior desde adentro.

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