EL OTRO DATO/ Reformar pensiones es jugar con fuego

JUAN CHÁVEZ

En México existen cientos de sistemas de pensiones. Para citar las más sobresalientes están las de los trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad, Ejército y del sector financiero oficial.

El presidente López Obrador ha anunciado una nueva reforma al sistema de pensiones, luego de que en 2020, estableció el plan actual que aún no concluye porque se fijó un plazo de años para que el sector empresarial incrementara anualmente la cuota para las pensiones de su planta laboral.

Pretende el amo de Palacio, que el trabajador, a la hora de jubilarse, obtenga una pensión igual al salario de sus últimos días como trabajador activo.

¿Con qué ojos, ha revirado el sector empresarial?

Y es que, como lo consigné en el libro Las pensiones de Dios publicado en 2010, las pensiones son la gran amenaza del mundo de las finanzas. Se las está tragando.

La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex),  pide consolidar la reforma de 2020 ante el plan de AMLO sobre una iniciativa de reforma a las pensiones.

Coparmex señala que estará atenta para entender los alcances reales, cómo se va a financiar, así como los riesgos y ventajas.

Ante el anuncio del presidente de presentar una iniciativa de reforma al sistema de pensiones, el sector privado pidió consolidar el cambio que se realizó en 2020 y, en caso se seguir con la idea, hacer un consenso tripartito tras un análisis sobre riesgos y beneficios.

“Estaremos atentos a las propuestas que puedan enviarse al Congreso, sobre todo para entender cuáles serían sus alcances reales, cómo se va a financiar, así como los riesgos y ventajas de su eventual implementación. Esto debe formar parte de un análisis integral, para evitar que cambios sin un consenso como el logrado en la actual reforma, terminen echando por la borda lo que hemos avanzado en esta materia”, advirtió el llamado sindicato patronal.

Las pensiones en CFE: ¿el modelo de AMLO?

Sí, por su pretensión de que las pensiones sean al 100 por ciento del último salario del trabajador.

Pero hay argumentos para cuestionar y rechazar la idea presidencial.

Cualquiera que sea el propósito de la propuesta de reforma en el sistema de pensiones, el presidente está jugando con fuego. Su intención, además, lleva una carga electoral tremenda.

La reforma del 2020 estableció un aumento gradual en el ahorro de los trabajadores, a cargo de los patrones, así como una reducción del mínimo de semanas cotizadas para poder jubilarse.

En CFE, por los cambios en su sistema de pensiones en 2020, los pasivos laborales de largo plazo  pasaron de 327 mil millones de pesos en 2018 a 487 mil millones de pesos en 2020. Es decir, el costo de cambiar el régimen de pensiones disparó este pasivo en 160 mil millones de pesos en el lapso de un par de años.

Hoy ese pasivo está en 431 mil millones de pesos.

El presidente aclaró que no es que quiera quedarse con los recursos de las cuentas de las Afores, pero dejó abierta la posibilidad de que hubiera una administración de estas que no fuera la privada.

Además, señaló que pidió a la secretaría de Hacienda que hiciera las “corridas” para determinar cuántos recursos se necesitarían para apoyar a los trabajadores que fueran jubilándose y asegurar su retiro con una pensión equivalente al 100 por ciento de su salario.

Falta que Hacienda haga sus números, pero si ya de por sí en los mercados financieros existe la percepción de que hay presiones fiscales crecientes, que se expresaron ya en el mayor déficit previsto para el 2024, sería mucho más preocupante generar una carga adicional a las finanzas públicas.

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