EL DEDO EN LA LLAGA/ La cloaca de Segalmex

ADRIANA DELGADO RUIZ (El Heraldo de México). El tamaño del desfalco ya es, por mucho, el más grande de la historia reciente y la cloaca no ha terminado de destaparse: más de 15 mil millones de pesos. Cantidad que solo puede desaparecer en forma de robo hormiga, con una red intrincada de corrupción y complicidades.

En lo documentado hay empresas fantasmas que nunca entregaron insumos. Otra, sin siquiera empleados registrados, que recibió cientos de millones por arrendamientos. El mismo modo de operación para la compra fraudulenta de básicos como azúcar, maíz, frijol e incluso carne de todo tipo no entregada o almacenada por tanto tiempo y tan mal que terminó inservible. Incluso baterías que eran para zonas rurales y ahora están a la venta en otro país.

El programa Liconsa “extravió” sus estados financieros durante cinco meses en que generó pérdidas a diestra y siniestra. Segalmex hizo inversiones ilegales de su presupuesto en el mercado bursátil, autorizadas presuntamente con la firma de su entonces director, Ignacio Ovalle, aunque él afirma no reconocerla, y los rendimientos millonarios de ello “se extraviaron” dado que no fueron registrados en las cuentas bancarias del organismo.

No es todo. Seguir periodísticamente el paso a las irregularidades de Segalmex es hundirse en un océano de maniobras contables, tecnicismos contractuales y burocracia. Hasta ahora, la FGR ha sometido a judicialización apenas seis de las 39 carpetas de investigación, obtenido 54 órdenes de arresto y se ha iniciado proceso penal en contra de 17 implicados, entre exfuncionarios, prestanombres y otros negocios.

La FGR sí identifica a un grupo delictivo que operaba dentro del organismo de seguridad alimentaria. Ubica como una de las cabezas a René Gavira Segreste, exdirector de Administración y Finanzas, quien huyó del país cruzando la frontera norte y ahora es buscado en 194 países mediante una ficha roja de Interpol. Se dice que operaba las irregularidades respondiendo a los cuestionamientos con una respuesta cortante: “me lo ordenaron”. La otra cabeza identificada es Manuel Lozano Jiménez, exdirector comercial.

El presidente López Obrador ha insistido en que no habrá impunidad en este caso y en su apreciación de que Ignacio Ovalle fue traicionado por sus colaboradores. Ahora, Ovalle ya no es el director de Segalmex pero, aunque está bajo investigación, continúa como funcionario público en la Secretaría de Gobernación.

La historia turbulenta de Seguridad Alimentaria Mexicana no solo pasa por un fraude descomunal, sino también por temas políticos delicados.

Tras la detención de Alex Saab en África y su extradición a Estados Unidos, fue clarificándose que además de ser un testaferro del gobernante venezolano, Nicolás Maduro, también es un informante de la DEA, lo que lo convierte en un testigo clave contra esa dictadura sudamericana. En su red de negocios había un punto clave en suelo mexicano, desde donde gestionó transacciones millonarias con petróleo venezolano a cambio de toneladas de alimentos mediante una telaraña de empresas opacas y Segalmex incluida como proveedora, de acuerdo con documentos develados en medios internacionales.

Saab realizó los movimientos de todos esos recursos financieros mediante paraísos fiscales y redes de lavado de dinero, lo que además violaba el bloqueo económico de Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, contra Venezuela, lo que podía traer muchos problemas y represalias. Aún queda por saberse qué nivel de implicación habrán tenido los funcionarios de Seguridad Alimentaria Mexicana.

La última página de la historia oscura de Segalmex está todavía lejos de ser escrita. La cloaca todavía no está del todo abierta y mientras más se destapa, más corrupción salta.

https://twitter.com/heraldodemexico/status/1658821647791423492?s=46&t=-A2ICfGtQ6hFNluA-cf2GA

@AdriDelgadoRuiz

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