CARTAS DESDE CHICAGO/ Todos somos el TRI y… el PRI

La selección mexicana de futbol y la política nacional están empatadas. Tantos intentos fallidos no pueden ser casualidad

ROGELIO FAZ. ‘La esperanza muere al último’ dice el refrán, como en el último partido de la selección mexicana en el mundial. Cuando mantuvimos la esperanza hasta el último segundo, pero nada.

Después del pitazo final del árbitro, la crítica pública dio una arremetida contra las estrategias de juego, alineación, entrenador, jugadores, intereses económicos y la Federación Mexicana de Futbol.

En el futbol

En este aspecto no fuimos la excepción en el mundial, pues otras selecciones consideradas mejores se dieron de frente con la barrera del futbol contemporáneo.

Jugar a la pelota no es exclusividad para personas especiales o de mucha inteligencia o de dinero. Pues hay equipos que con menos dinero y menos fama lograron mucho más.

Pero esos factores son los que han contribuido al mal desempeño mexicano. Podríamos decir que esa fama de ídolos del fut en gran medida es creada por los mismos que ahora los criticamos: empezando por los comentaristas de este deporte.

¿Por qué lo hacen? Pues para entretener y mantener una industria donde hay dinero y colocar en el centro del juego a los fans.

En el caso de México, los jugadores con su glamur de estrellas, a lo que los comentaristas han contribuido, son tan culpables como los aficionados que les creen.

En México, traer entrenadores y jugadores extranjeros es para subir de nivel de juego, en política es la cantera local y no hay forma de culpar a nadie de los errores.

En la política

Eso mismo sucede cada sexenio presidencial, pues siempre quedan a deber, se retrocedió como en el futbol. ¿Cuántas quejas no hemos oído después del pitazo final de cada sexenio? Para después revivir las esperanzas con un nuevo “entrenador” con estrategias fallidas.

En la política mexicana mucho se acusa de los males al Partido Revolucionario Institucional, PRI. Sin desmentir, los partidos de la oposición que dicen traer otra alineación y nuevas estrategias no han hecho más que seguir con los mismos hábitos nocivos. Es decir, así somos. De otra manera no se puede explicar cómo se repita la historia generación tras generación. No puede ser una casualidad.

No se ha desarrollado una cultura nueva de competitividad. Y solo se empeñan en satisfacer la demanda de los fans con ídolos que juegan al pelotazo político y al gol circunstancial.

Las siglas de los partidos políticos no es más que una sopa de letras que se sirve con la misma cuchara para satisfacer el hambre de la esperanza.

En otras palabras, o letras, significa que una de las identidades de la política mexicana no es la del PRI, sino el gen que llevamos que se manifiesta como priismo, las siglas de los partidos es lo de menos.

El culpar a los otros de nuestras incapacidades es una característica mexicana en futbol y política, están empatados, después de tantos intentos no pude ser casualidad

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