ANÁLISIS A FONDO/ ¿Aceptaría Monreal ser el candidato del PAN?

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FRANCISCO GÓMEZ MAZA. Son tiempos electorales y tiempos de definiciones, y los ánimos están caldeados. A unos ciudadanos,  los de la derecha, les urge que concluya el sexenio para que el presidente López Obrador se vaya a La Chingada, la finca familiar en Palenque, Chiapas, a donde se retirará el tabasqueño una vez terminado su sexenio.

Acusan los conservadores a López Obrador de todos los males que aquejan a México. No le reconocen ningún mérito, ningún avance, ni en lo social, ni en lo económico, ni en lo cultural. Y sí lo acusan de cuestiones tan sensibles como la carencia de medicamentos para los niños con cáncer. O el baño de sangre  que cubre a la nación desde que el presidente panista, Felipe Calderón, le declaró la guerra al narcotráfico.

Los partidos de la Alianza Va por México, con su pastor Claudio X. González a la cabeza y sus maestros ideológicos del Partido Acción Nacional, sin embargo, no cejan en prepararse para dar la batalla en las elecciones del 5 de junio de 2024: Acabar con todo vestigio morenista-lopezobradorista. Ellos dirían “lopista” porque gozan hasta el éxtasis cuando lo llaman “Lopez”, con desprecio.

La derecha, o las derechas que pululan en México, están haciendo su lucha en contra del comunista de López Obrador”, inclusive con el apoyo de ultraconservadores estadounidenses, de origen cubano, y del propio ex presidente Donald Trump, que participaron en una “cumbre” ultraconservadora en Santa Fe, hace unos cuantos días, directamente enfocada a golpear al presidente López Obrador, a quien acusan de establecer el socialismo en México.

El objetivo de los partidos y movimientos de la derecha mexicana, con el apoyo del partido republicano de Estados Unidos, y el aliento del partido fascista Vox, de España, es atajar el triunfo del Movimiento de Regeneración Nacional para la presidencia de la república, en las elecciones del 5 de junio de 2024.

Se están moviendo los personajes de la derecha para influir en los votantes, arguyendo en contra de la fama de López Obrador y de los candidatos morenistas. Quien quiera que fuese el candidato de Morena, ya sea Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard o Adán Augusto López Hernández, tendrá que padecer la andanada de ataques de esta oposición de derecha.

Al único que podrían soportar e, inclusive, apoyar los grupos y partidos de la derecha, es al senador Ricardo Monreal Ávila, líder de la mayoría morenista en el Senado, quien ya pintó la raya que lo separa del presidente López Obrador, cuando lo acusó de atizar cotidianamente la “polarización” social entre los mexicanos. Pintar su raya es lo mejor que pudo haber hecho el zacatecano.

Sin embargo, para el Movimiento de Regeneración Nacional, la campaña de odio orquestada por la derecha no tendrá graves impactos de ahora a las elecciones de 2024. Por el momento, las expectativas de los analistas, observadores y encuestadores le dan amplísimas ventajas electorales al partido fundado por el presidente López Obrador para imponer su ley tanto en las elecciones de recambio de gobernadores en Coahuila y el Estado de México, como preludio del gran triunfo en las presidenciales del 2024.

La encuesta más reciente de la encuestadora Enkoll, dada a conocer el pasado 17 de este noviembre, 55 de cien electores votarían por Morena, 20 por el PAN y 13 por el PRI. Al PRD, MC, Verde y PT apenas le alcanzarían los votos para no perder su registro ante los órganos jurisdiccionales que organizan los procesos electorales. Afortunadamente para el Verde y el PT son socios de Morena.

La derecha “fuerte”, integrada por el Partido Acción Nacional y el Partido Revolucionario Institucional, no le llega ni a la suela de los zapatos al partido oficialista.

Y otro tanto ocurre con los candidatos. Mientras Morena está presentando tres cartas fuertes entre las que elegirá a su candidato presidencial, por el método de la encuesta, la oposición está huérfana de representantes que puedan pegar en el ánimo de los votantes. Hasta ahora, a falta de personalidades que pudieran representar al PAN, por ejemplo, los cuadros opositores están viendo a Ricardo Monreal Ávila como su eventual candidato.

Si hubiera escrito hace una semana esta nota, habría asegurado que Monreal no hubiera aceptado una candidatura de la oposición, que le aseguraría quedar a un lado del camino rumbo a Palacio Nacional. Sin embargo, hoy, 22 de noviembre, ya no estoy seguro de que el senador no acepte la candidatura del conservadurismo. Tiene que tomar conciencia: él es un nato conservador cuyo objetivo primordial, hoy en día, es acabar con la polarización social, cuando la polarización es lo que desune a los ricos de los pobres. Y ese gran deseo del senador, sería querer disolver el aceite en el agua.

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